Robert Redford, uno de los grandes íconos de Hollywood y emblema del cine independiente, falleció este martes a los 89 años en su residencia de Sundance, Utah, rodeado de sus seres queridos. Su muerte marca el final de una era para la industria cinematográfica, que lo vio brillar tanto delante como detrás de las cámaras y lo reconoce como uno de los artistas más influyentes del siglo XX.
Redford construyó una carrera que abarcó más de cinco décadas y que dejó huellas imborrables en clásicos como «Butch Cassidy and the Sundance Kid», «El golpe», «Todos los hombres del presidente» y «Tal como éramos». Su carisma silencioso y su forma de interpretar personajes llenos de matices lo transformaron en una figura central para una generación de actores y directores que lo sucedieron.
Pero su legado va mucho más allá del estrellato hollywoodense: Redford fue pionero y mecenas del cine independiente. En 1981 fundó el Festival de Sundance, inicialmente como plataforma de capacitación para cineastas jóvenes marginados por las grandes productoras. El festival, que comenzó en un pequeño enclave de montaña, se transformó bajo su liderazgo en el más importante del circuito indie mundial, dando voz y espacio a historias y autores que de otra manera hubieran quedado en el anonimato. Como el propio Redford definió en una entrevista: «Para mí, la palabra clave es independencia. Siempre creí en ese valor, y por eso quise crear una categoría que apoyara a artistas independientes a quienes no se les daba oportunidad de ser escuchados».
Su trabajo como director fue avalado por la crítica y la Academia: en 1980 ganó el Oscar como Mejor Director por «Gente común», película que además se llevó la estatuilla a mejor film. A lo largo de su trayectoria obtuvo múltiples galardones, incluyendo un BAFTA, cinco Globos de Oro, el Premio Cecil B. DeMille, el Kennedy Center Honors, el Presidential Medal of Freedom, y fue incluido por la revista Time entre las personas más influyentes del mundo.
Redford fue una presencia constante junto a grandes leyendas, compartiendo pantalla con Jane Fonda, Meryl Streep, Paul Newman y Tom Cruise. Incluso cuando decidió alejarse progresivamente de la actuación en los años ’80 y ’90, continuó regalando interpretaciones memorables, como en «África mía» (1985) y «All Is Lost» (2013), donde demostró la vigencia de su oficio y su compromiso con historias profundas.
En el plano personal, estuvo casado dos veces y tuvo cuatro hijos, atravesando también duelos familiares profundos. La comunidad artística, colegas y políticos destacaron su integridad y su incansable defensa de la libertad creativa. Jane Fonda lo definió como “un ser hermoso en todo sentido”, y Meryl Streep lo despidió como “uno de los leones” de la industria. Redford deja un legado artístico y humano imposible de medir: la independencia, el compromiso y la excelencia fueron los motores de su vida.