Marcelo Corazza, ex productor de televisión y primer ganador de Gran Hermano, vuelve a estar en el centro de la polémica al reanudarse el juicio en su contra por delitos gravísimos vinculados a la trata y corrupción de menores. Este miércoles, el proceso judicial avanzó en los tribunales federales de Comodoro Py, donde junto a otros cuatro acusados escuchó la lectura formal de los cargos que pesan sobre ellos. Los hechos investigados se habrían desarrollado en diversos puntos del país entre 1999 y 2023, con un total de diez víctimas menores de edad identificadas por la justicia.
En esta segunda audiencia, Corazza evitó deliberadamente el contacto con la prensa, ingresando al edificio por una puerta lateral y acompañado de sus hermanas. Minutos antes, en la puerta de su domicilio en Tigre, reiteró ante un cronista su postura de absoluta inocencia: “Soy inocente, lo vamos a demostrar en la Justicia”. Desde el inicio del proceso mediático y judicial, el ex productor sostiene que enfrentará las acusaciones bajo el amparo de la ley y ha asegurado que nunca antes tuvo oportunidad de defenderse en profundidad ante un tribunal.
El juicio está a cargo del Tribunal Oral Federal N°3 y se centra en denuncias de asociación ilícita, trata de personas con fines de explotación sexual, promoción de la prostitución, abuso sexual agravado, corrupción de menores y otros delitos. La causa se originó tras la denuncia formal de una víctima, quien relató ante la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) que fue abusada cuando tenía entre 11 y 13 años. El expediente ganó complejidad con el agregado de otros testimonios y evidencia, que incluyeron allanamientos, secuestro de material electrónico y la detención preventiva de varios implicados.
En el expediente judicial consta la sospecha de que los presuntos abusos se cometían en una variedad de lugares: autos particulares, espacios públicos y domicilios privados en Ciudad y Provincia de Buenos Aires, además de la provincia de Misiones. Las víctimas relataron haber sido cooptadas en contextos de vulnerabilidad para ser presuntamente sometidas a prácticas sexuales y explotación, muchas veces a cambio de dinero o favores, tanto para beneficio personal como de terceros.
Frente a la magnitud de los cargos y la conmoción pública, la defensa de Corazza apunta a desmantelar lo que considera una acusación sostenida por testimonios sin pruebas materiales concluyentes. El acusado afirma que detallará su vida ante el tribunal y que su participación en los hechos es inexistente, esperando que la Justicia le permita “cerrar este mal momento”. Mientras tanto, la fiscalía exige una condena ejemplar para los imputados, en un proceso que reabre el debate sobre los riesgos y responsabilidades en el mundo del espectáculo y la protección de los menores ante el abuso y la explotación.