La panelista de LAM, Yanina Latorre, discutió al aire con su hija Lola, acusándola de mentirosa y barrabrava tras el caos en la Copa América.
Durante la reciente Copa América, Diego Latorre y su hija Lola viajaron a los Estados Unidos, él por motivos laborales y ella para disfrutar de los partidos. Sin embargo, Lola tuvo la mala suerte de encontrarse en medio del caos que ocurrió en la entrada al estadio, lo que llevó a su madre, Yanina Latorre, a llamarla para asegurarse de que estaba bien.
Yanina, quien quedó a cargo del programa «Los Ángeles de la Mañana» (LAM) debido a la enfermedad de Ángel de Brito, decidió comunicarse con Lola en vivo para que relatara lo sucedido en los alrededores del Hard Rock Stadium. Lo que comenzó como una llamada de preocupación maternal rápidamente se convirtió en una acalorada discusión.
Cuando Lola mencionó que había llegado al estadio con un vaso de plástico lleno de fernet, Yanina no pudo contener su indignación. “¿Tomás fernet cuando vas a la cancha? ¿Qué sos, barrabrava?”, le preguntó furiosa. La situación empeoró cuando Lola reveló que había usado una botella de plástico cortada para beber, lo que llevó a Yanina a cuestionar la educación que le había dado: “Tanto colegio inglés, tanta educación para que entres borracha a la cancha.”
La tensión continuó cuando Lola confesó en tono de broma que se consideraba barrabrava. Yanina intentó calmarse, pero no pudo evitar expresar su preocupación: “Te voy a romper la cabeza, te lo digo así públicamente. Hace mucho que no te veo, te perdí el rastro. Tengo miedo que te conviertas en un bardo.”
El intercambio no terminó allí. Yanina también reprochó a su hija por haber gastado más de lo que había dicho inicialmente. “Me dijiste hoy que no habías gastado tanto. Sos mitómana además de todo”, le dijo Yanina, mostrando que, a pesar de la seriedad del tono, gran parte de la discusión tenía un matiz de humor.
La relación entre madre e hija, aunque a veces tensa, también está marcada por el cariño y la preocupación. Este incidente en vivo fue un claro ejemplo de cómo las dinámicas familiares pueden ser intensas y, al mismo tiempo, estar llenas de amor y preocupación genuina.